viernes, junio 22, 2007

Tránsito




With the birds I’ll share
This lonely view
Red Hot Chili Peppers


¿Quién despierta al primer pájaro del día?
¿Qué luz secreta enciende el canto en esa hora,
cuando todo es aún incertidumbre?

Cada instante nace de la voz que lo reclama.
Igual el alba perfila su horizonte,
define su extensión,
impone sus lindes a la sombra.

El silencio sería entonces suficiente
(bastaría con callar, cerrar el pico
y quedarnos a la espera como nunca)
para aplazar así el arribo de límites concretos.

Mas cada día repite a ciegas su tonada:

La luz es un tizón,
el árbol ha aprendido la plegaria.


("Tránsito" anda transitando por ahí en el número 47 de la revista tapatía Luvina, correspondiente a este verano. El garabato se llama El amanecer y todo hace sospechar que es de Joan Miró.)

jueves, junio 14, 2007

Menú poético

(dar click sobre la imagen para agrandarla)

miércoles, junio 13, 2007

El Poeta, El Artista

Bob Dylan
Premio Príncipe de Asturias
de las Artes
2007

De escrituras y "algo así"

Desde Santiago del Estero me escribe mi amigo imaginario Juan Aragón para informarme que este próximo 13 de junio, aniversario del natalicio del poeta Lugones, los argentinos celebran el Día del escritor. De paso me pide unas palabras, unas cuantas líneas, cualquier cosa, para conmemorar la efeméride si no como Dios manda al menos como Él (Dios, no el Gaucho Aragón) me dé a entender:

"Si puedes, me gustaría un escrito, no muy largo, quizás una página, sobre la misión del escritor, algo así". Desconcierto: lo de "algo así" me queda claro, es un tema que suelo desarrollar en mis disertaciones y charlas de café con amigos de toda laya, con quienes hablo de futbol y algo así, de la política doméstica o algo así, del calentamiento global y/o algo así, etcétera. Sin embargo, precedido por la frase "la misión del escritor" el "algo así" ya me pone la cosa complicada, digamos que me vuelve inasequible el panorama.

Lo difícil está no tanto en discernir­ el cometido de ese señor —pongamos que alguno de nosotros— que cada día, entre que se prepara el café, lleva a la hijita al colegio, camina a la oficina, responde mails, telefonea a la esposa, resuelve asuntos relacionados con libros que él no ha escrito y vuelve finalmente a casa, sudoroso y abrumado, se da tiempitos para leerse tres páginas de Brod sobre su amigo Franz, un poema de Juarroz que le fascina, otros versos de Paz que creía que eran de guerra, un capítulo de la última novela de Amélie, el más reciente post del blog de su amigo imaginario. Para eso y para, en cada trayecto del hogar al trabajo y viceversa, en cada túnel del Metro, entre las estaciones Norberto Gazmoño y Mártires del Neoliberalismo, componer en su cabeza, por ejemplo, un poema que hable del tiempo que se pierde en las ciudades, de la futilidad de la vida postmoderna, de lo que cada uno va dejando en el camino, en el tránsito entre un lugar y otro.

Y he ahí --piensa el señor-- lo verdaderamente arduo: no la misión sino sus múltiples obstáculos, el algo así que al fin y al cabo es toda vida y al que, también al fin y al cabo, cada cual habrá de sobreponerse para ganarle, por ahí, cuatro versitos al silencio.

(Este texto me fue encomendado para su publicación en el número 9 de la revista El punto y la coma, que codirige Juan Aragón en su natal Santiago del Estero, Argentina. Agradezco nueva y públicamente la cortesía del Gaucho al invitarme a colaborar en aquellas tierras lejanas.)

lunes, junio 11, 2007

Salinas, becario del Fonca


Que nadie se llame al azoro o al espanto... No me refiero a "el innombrable" Carlitos, sino a su pariente consentido, nada más y nada menos que monsieur Iván Salinas, amigo muy cuestionable y ni tan íntimo de este su bloguero de confianza, y a quien hace unos días le fue notificado el otorgamiento de una de esas becas del Funky Town para que, durante los próximos doce meses, se dedique a traducir poesía francófona de alto wattaje y de paso haga roncha llevándose a casita (como su servilleta) una lana cortesía de los H. contribuyentes del Estado.
Asuntos domésticos le envía hasta París una calurosa felicitación al hábil repostero de galletas psicoactivas, se une de paso al jubileo que cunde desde las calles de Roberto Gayol, en la colonia Del Valle, hasta las de su natal Peralvillo y celebra el gesto socarrón de doña Carmelita, tía del traductor y poeta, quien al conocer la noticia sólo atinó a decir: "¡Ay, no ma...!".


viernes, junio 01, 2007

¡Felicidades, Sargento!



a la memoria de Glen


Los que cumplieron más de cuarenta recuerdan
no para revivir la juventud, sino para decirla,
porque de veras no tienen miedo de los años
pero sí tienen miedo del silencio.
Julián Herbert


Si como cantó Gardel “veinte años no es nada”, cuarenta son apenas un suspiro, el tiempo que tardo en escribir estas líneas para celebrar las primeras cuatro décadas de la obra más imperfectamente perfecta de la música pop. Porque lo mejor no siempre es lo perfecto, y viceversa.

Acaso como esos artesanos que introducen una pequeña anomalía, un error calculado aunque mínimo en cada una de sus piezas para hacer de ellas una obra única, irrepetible, los de Liverpool renunciaron a la sencilla, y si se quiere casual, pero inmaculada excelencia de Revolver para, ya dueños absolutos de su talento, ejercer su libertad como mejor les vino en gana. Y lo que les dio la gana fue una de las obras de arte más emblemáticas no sólo del siglo XX sino de la Historia, una que antes de renunciar a sus erratas (apenas disruptivas, apenas perceptibles) las integra como sombras nimias, como el vuelo repentino de esa ave, como la apenas nubecilla que da mejor sentido al cielo de un paisaje que es todo fulgor.

A menudo me pregunto qué sería del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, qué obra doblemente exacta, qué angélica criatura de Dios, de haber incluido esas dos joyas que, aunque grabadas en las sesiones del álbum, no llegaron a estar en la placa definitiva: "Strawberry Fields Forever" y "Only a Northern Song", en vez de la alegría sosa de "Good Morning, Good Morning" o de la densidad hinduista de "Within You Without You". Podríamos ensayar, quemar nuestro cd ideal y hacernos ilusiones. Pero eso sería tanto como traicionar a alguien a quien amamos con todo y sus arrugas, sus lunares, sus pelos y señales. Y yo amo al Sargento Pimienta desde hoy hasta el primer arrobamiento de mis ocho años.

Celebremos, cantemos, alcemos hoy la voz en honor de este joven perpetuo que desde hace cuarenta años no se cansa de demostrarnos que un día en la vida es toda la eternidad.